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Historia

La Corporación Nacional Forestal (CONAF) es una entidad de derecho privado dependiente del Ministerio de Agricultura, que nace de una modificación de los estatutos de la antigua Corporación de Reforestación mediante Decreto del 19 de abril de 1973 (publicado en el Diario Oficial el 10 de mayo del mismo año), bajo el Gobierno de Don Salvador Allende Gossens, con el objetivo de “contribuir a la conservación, incremento manejo y aprovechamiento de los recursos forestales del país”.

La fundación de CONAF es el resultado de un largo proceso durante el cual la nación chilena fue tomando conciencia de la necesidad de conservar los recursos forestales y de la vida silvestre y de impulsar su aprovechamiento racional para contribuir a la economía nacional y el mejoramiento de la calidad de vida de los chilenos y chilenas.

Hoy día la Corporación Nacional Forestal, tiene oficinas y agencias en todas las Regiones y Provincias del País, administra un total de 105 Áreas Silvestres Protegidas del Estado, entre Reservas Nacionales, Parques Nacionales y Monumentos Naturales, que suman 18,6 millones de ha. y trabajan en ella más de 1.800 personas, que se desempeñan como profesionales, técnicos/as, guardaparques, administrativos/as y auxiliares en las labores de fomento de la actividad forestal, guardería de áreas silvestres protegidas, prevención y combate de incendios forestales, educación ambiental, administración y fiscalización de la legislación forestal y administración en general.

Detección de incendios forestales

Luego de iniciado un incendio forestal, su descubrimiento inicia una serie de acciones que culminan con el combate al fuego. Entre ellas está el aviso del inicio del incendio a la Central de Coordinación Regional de CONAF (CENCOR) y el análisis que en ella se hace de la situación; el despacho de recursos terrestres y aéreos de combate; su desplazamiento hacia el incendio y el combate propiamente tal. Por lo tanto, una detección oportuna, tiene consecuencias operacionales y económicas. Mientras más rápido se descubre un incendio, más exitoso será el combate y menor el daño producido.

La detección de incendios forestales, por tanto, es el conjunto de recursos, procedimientos y actividades para descubrir, localizar y reportar en el menor tiempo un incendio a la Central de Coordinación, a fin de que ésta decida el despacho de los recursos necesarios.

La detección debe ser rápida, con un mínimo de tiempo transcurrido desde el inicio del fuego. Además, debe aportar la mayor cantidad de información acerca de las características del incendio y del sector en el cual se propaga, para facilitar las decisiones de despacho de recursos en la Central de Coordinación.

Sistemas de detección

Detección terrestre móvil

Corresponde al desplazamiento de vigilantes en una área dada, en un apropiado medio de transporte o a pie. En Chile tiene una amplia utilización a nivel de predio, especialmente en el caso de empresas forestales, donde se la combina con la supervisión de faenas. Entrega información completa sobre el incendio a la vista y posibilita luego un primer ataque al fuego, pero la observación no es continua, ya que, durante el recorrido, pasará un cierto tiempo para volver a pasar y vigilar un mismo sector.

Detección terrestre fija

Es la modalidad de detección de mayor aplicación en Chile. Se basa en la visión de un Observador desde estructuras metálicas o de madera, de 15 a 30 m de altura, denominadas torres, o bien de casetas de menor altura llamadas puestos de detección. Se construyen en cerros de altura prominente, desde los cuales se vigila el área en un radio estimado en 20 km, o más usando prismáticos. Avistado un fuego el Observador recopila la información necesaria sobre las características del fuego y del terreno y la transmite por radio a la CENCOR.

La observación en el área es permanente, casi ininterrumpida y la comunicación por radiotransmisor es fácil y estable. Pero no todo el terreno está a la vista, habrá puntos ciegos en el lado oculto de los cerros, que retardarán en algunos minutos la detección hasta que el humo sea visible por sobre el terreno.

Detección aérea

Se basa en la utilización de aviones, generalmente monomotores de ala alta, para detectar incendios desde el aire. El piloto es acompañado por un Observador, quien es el que realiza propiamente la observación. Permite observar una gran cantidad de superficie por unidad de tiempo y entrega una gran cantidad de información precisa y exacta acerca del incendio descubierto y sobre el cual se vuela. Pero su costo de operación es alto.

Detección con sistemas televisivos

Utilizan cámaras de televisión que transmiten su señal por microondas hasta las pantallas de un puesto de mando, por ejemplo en un vehículo en terreno, o hacia una Central de Coordinación, donde su personal analiza la situación según la visión en pantalla. Las cámaras pueden estar instaladas sobre torres ubicadas en la cumbre de un cerro, barriendo el área en 360°, o bien instaladas en el exterior de aviones e, incluso, en aviones no tripulados. En Chile sólo se usan en pequeño número las cámaras fijas.

Satélites

Hay áreas en el mundo donde, debido a la carencia de organizaciones de protección contra incendios forestales o de sistemas de detección, la única posibilidad de conocer lo que ocurre es usando imágenes de satélite de órbita baja, por ejemplo de los satélites Aqua y Terra.

Sin embargo, para detección esta modalidad es lenta, dado el tiempo entre pasadas del satélite. No aporta, además, el detalle que entregan los medios convencionales basados en la vista y discernimiento humano. La percepción satelital, en todo caso, permite monitorear cambios en la condición de la vegetación (contenido de humedad) durante la temporada (NDVI, índice normalizado de diferencias en la vegetación); medir exactamente superficies en incendios de magnitud y monitorear cambios o recuperación vegetacional después del fuego.

Informe de daño por incendios forestales

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